El derecho humano más fundamental es el de una vida segura, y solo garantizando la seguridad de la gente los derechos humanos pueden ser protegidos.

Es una tarea fundamental de cualquier gobierno responsable eliminar el tumor maligno del terrorismo y el extremismo, que amenazan la vida y la seguridad de las personas, para proteger sus derechos a la vida, la salud y el desarrollo.

Los esfuerzos antiterroristas y desradicalizadores en Xinjiang, en el noroeste de China, un campo de batalla clave en la lucha contra el terrorismo y el extremismo en el país, sirven como métodos esenciales y eficaces para proteger los derechos humanos de toda la población.

Desde los años noventa, especialmente después de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos, las fuerzas de "Turkestán Oriental" dentro y fuera de China han intensificado su colusión a la par que el terrorismo y el extremismo se extienden por todo el mundo, tratando desesperadamente de establecer el "Turkestán Oriental" a través de "Jihad" (guerra santa).

So pretexto de la etnia y la religión, utilizaron engañosamente las identidades étnicas y las creencias religiosas de la gente para instigar el fanatismo religioso, difundir el extremismo religioso e incitar a la gente común a unirse a actividades violentas y terroristas. Algunos de los seguidores más susceptibles, que ya no tienen control sobre ellos mismos, se convirtieron en extremistas y terroristas y masacraron sin piedad a personas inocentes.

Desde los años noventa, terroristas, separatistas y extremistas conspiraron y llevaron a cabo varios miles de actos de terrorismo en Xinjiang, matando a muchas personas inocentes, dejando varios cientos de policías muertos e incurriendo en una enorme pérdida de la propiedad.

Mataron a gente común y corriente, asesinaron a líderes religiosos, pusieron en peligro la seguridad pública y planearon disturbios.

El gobierno regional autónomo uygur de Xinjiang ha hecho lo que necesitaba hacer para proteger a la sociedad y ha logrado resultados apreciables mediante el combate del terrorismo y los esfuerzos de desradicalización en conformidad con la ley.

Desde 2014, Xinjiang ha desmantelado 1.588 bandas violentas y terroristas, ha detenido a 12.995 terroristas y se ha apoderado de 2.052 artefactos explosivos.

Entre los esfuerzos para combatir el extremismo y el terrorismo en su origen, el gobierno local ha adoptado medidas que incluyen la mejora del bienestar público, la promoción del conocimiento sobre la ley a través de la educación, y la oferta de educación y ayuda mediante centros de educación y formación vocacionales de acuerdo con la ley.

Los centros ayudan a los capacitados a librarse de las ideologías extremistas y les enseñan habilidades profesionales a través de la preparación. Muchos de ellos han sido engañados para adherirse a fuerzas terroristas e incluso han cometido delitos menores

Gracias a estas medidas, Xinjiang goza ahora de estabilidad social, buen impulso económico y armonía entre los grupos étnicos. Y lo que es más importante, Xinjiang no ha tenido ni un solo atentado terrorista en los últimos tres años.

Personas de varios grupos étnicos que viven en Xinjiang se encuentran en mejor posición que otros para juzgar la situación de los derechos humanos allí.