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La transformación tecnológica de China hacia 2030

Source:Filial Latinoamericana Author:JOSÉ IGNACIO MARTÍNEZ CORTÉS
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  En diciembre de 1978, en la III Sesión Plenaria del XI Comité Central del PCCh se aprobaron las directrices reformistas presentadas por Deng Xiaoping. Concretadas en el programa de las Cuatro Modernizaciones –agricultura, industria, defensa y ciencia y tecnología- y la política de reforma y apertura, se perfilaba como la única vía para situar a China entre las grandes potencias económicas mundiales, Con ello inició el reajuste, restructuración, consolidación y mejora económica.

  Uno de los grandes factores que transformaron a China son los grandes flujos de IED que ha tenido a partir de la última década del siglo XX lo que previamente requirió de un largo proceso de transformaciones económicas, políticas, sociales, tecnológicas, educativas y de investigación. Esta evolución se refleja en el marco jurídico para otorgar una atmosfera de certidumbre a los inversionistas, como es la Ley de marcas de 1982, y la Ley de patentes de 1984, brindando un marco de seguridad, aunado al ingreso de China a la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) el 3 de junio de 1980, adoptando 26 leyes, 104 reglamentos y 69 tratados, relativos a la propiedad intelectual. De igual forma, el ingreso a la Organización Mundial de Comercio (OMC) obligó a China a adoptar el Acuerdo sobre Derechos de Propiedad Intelectual relacionados al Comercio (ADPIC).

  El marco institucional que fomenta esta nueva visión encuentra sus bases en el establecimiento de la reforma de apertura china, en 1978, y en el planteamiento de las Cuatro Grandes Modernizaciones, en las que se incluyó el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Asimismo, en el VI Plan Quinquenal (1980-1985) comenzaron a formarse los fundamentos para la construcción de un sistema científico-tecnológico, y en los posteriores Planes se estructuraron los lineamientos para la constitución de un sistema de innovación.

  La nueva política tecnológica de China se encuentra diseñada principalmente en El El X Plan Quinquenal (2000-2005), el XI (2006-2010) y el XII (2011-2015) impulsaron . Es importante señalar que en el Los logros del IX Plan Quinquenal se muestran en cinco áreas: industria, empresa, comercio exterior, población, ciencia tecnología y educación. En la industria se realizó la modernización y transformación tecnológica de las empresas prioritarias; así como la reducción de excedentes. El crecimiento de la industria alta y nuevas tecnologías como la informática. La construcción y mejora de la infraestructura, en ayuda a la energía, el transporte, las telecomunicaciones, las materias primas y los materiales de construcción. Los logros del IX Plan Quinquenal se muestran en cinco áreas: industria, empresa, comercio exterior, población, ciencia tecnología y educación. En la industria se realizó la modernización y transformación tecnológica de las empresas prioritarias; así como la reducción de excedentes. El crecimiento de la industria alta y nuevas tecnologías como la informática. La construcción y mejora de la infraestructura, en ayuda a la energía, el transporte, las telecomunicaciones, las materias primas y los materiales de construcción. cinco áreas: industria, empresa, comercio exterior, población, ciencia tecnología y educación. En la industria se realizó la modernización y transformación tecnológica de las empresas prioritarias; así como la reducción de excedentes. Las nuevas tecnologías están encaminadas a la construcción y mejora de la infraestructura, en ayuda a la energía, el transporte, las telecomunicaciones, las materias primas y los materiales de construcción.

  Aunado a los Planes Quinquenales, que precisan los principales objetivos de la nación, el Gobierno de China puso en marcha diversas normatividades encaminadas a fortalecer el sistema de innovación, tales como el Programa 863, el Plan Chispa, el Programa Antorcha, el Programa 211, y el Plan Estatal del Desarrollo Científico y Tecnológico a Mediano y Largo Plazo (2006-2020), entre otros.

  Sobre este tenor, el Informe del Banco Mundial “China “2030” y el estudio de la OCDE “China 2013” pronostican que la inversión en ciencia y tecnología que el Gobierno chino está realizando la colocaran en una potencia exportadora de conocimiento. Al respecto, el Banco Mundial, en la publicación China 2030. Building a Modern, Harmonious, and Creative Society, afirma que este país está decidido a convertirse en una potencia global e innovadora para el año 2020. Para lograrlo se ha enfocado en la protección de las siguientes industrias estratégicas: energías renovables, biotecnología, tecnologías de la información, industria de gama alta y tecnología punta; mismas que son consideradas por este organismo internacional como los principales sectores del futuro crecimiento económico.

  Por su parte, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos señala que desde 2009, China es el segundo país que más invierte en Investigación y Desarrollo (I+D). Las inversiones se centraron en infraestructura fija y en la industria ligera, de maquinaria de fabricación, electrónica, información y petroquímica.

  Tomando en cuenta este panorama el Gobierno chino propone un plan en dos etapas.

  Primera etapa 2011-2020

  Dentro del cambio del crecimiento económico, se tendrá que dar una innovación tecnológica en casa. Debido a que estos serán los primeros años de reformas, es posible que se siga importando tecnología del extranjero. Empero, dicho índice deberá ir decreciendo a medida que se invierta en nuevos sectores. Aquí podemos remitirnos a las siete industrias emergentes enunciadas en el XII plan quinquenal.

  Segunda etapa 2021-2030

  En esta década será posible un mayor incremento de la dependencia hacía la tecnología doméstica. Tal situación debe estar acompañada por un intercambio tecnológico de las firmas chinas multinacionales y otras compañías nacionales para que a través de las redes internacionales se puedan copiar y mejorar modelos tecnológicos foráneos. Al final, existirá una mayor consolidación de aquellas industrias chinas que están despuntando en la actualidad como la eólica y solar fotovoltaica.

  Los campos donde ahora compite China son telecomunicaciones; electrónica; automotriz; aeronáutica, y la joya de la corona: la industria aeroespacial. Sobre este último, cabe desatacar que el 28 de septiembre de 2008 China se convirtió en el tercer país en realizar navegación espacial y ello es posible sólo con inversión a largo plazo para el desarrollo de la tecnología adecuada. China ha establecido nuevos marcos de cooperación científico-tecnológica con Brasil, Chile. Uruguay, Perú, Nicaragua, Bolivia, México, entre otros.

  Si bien, China ha impulsado una gran cantidad de instituciones dirigidas al fomento de una nueva visión de desarrollo basada en la innovación, el Gobierno Central considera la iniciativa Hecho en China 2025, como la clave para lograr la completa trasformación de la estructura de producción en el siglo XXI.

  El objetivo a largo plazo es elevar la productividad al relocalizar todos los factores que juegan un papel importante en la economía china hacía sectores más redituables. Se observa como principal artífice una innovación tecnológica propia que sea amigable con el ambiente. Tal premisa creará dos importantes fenómenos: (i) la ruptura de la dependencia tecnológica y (ii) la reducción de emisión de dióxido de carbono. Por lo tanto, China no solamente busca aumentar su productividad y competitividad, sino que también se mimetizará con el equilibrio ecológico.

  La iniciativa “Hecho en China 2025” está dirigida a incrementar el nivel de producción nacional en la cadena de valor (pasar de la producción de gama baja a la de gama alta), y colocar al país como un líder tecnológico a nivel internacional. Con ello, el Gobierno de China pretende reducir la dependencia tecnológica impulsando industrias estratégicas (como conductores y semiconductores).

  Esta iniciativa y la intención de China de convertirse en el líder tecnológico mundial, se consideran un riesgo para la seguridad económica de Estados Unidos, ya que China podría llegar a producir de manera independiente los bienes y servicios en los que Estados Unidos es líder, y colocarlos tanto en su mercado interno como alrededor del mundo; desplazando a las empresas estadounidenses paulatinamente con una gama de productos más competitivos, y creando un posible escenario en donde la dependencia tecnológica se invertiría y Estados Unidos incrementaría un nuevo déficit, el tecnológico, con China.

  *José Ignacio Martínez es coordinador del Laboratorio de Análisis de Comerio, Economía y Negocios (LACEN) y profesor del Centro de Relaciones Internacionales de la UNAM.

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Editor: Wu Wen Da-->

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